por: Noel David Suárez Pérez / Fotos: Amalio Rafael Vera

Todas las profesiones exigen un arduo trabajo, de preparación y exigencia personal, pues son parte de las claves que nos conducen a acercarnos a la excelencia, da igual la meta que nos propongamos. Por su puesto que una labor tan exigente y dedicada como el periodismo no está exento de estos rigores, al contrario, los exacerba y siempre tiene en el tintero un nuevo reto para aquellos que optan por cargar sobre sus hombros la agotadora, pero hermosa labor de informar.

Hoy vamos a acercarnos a una hermosa mujer, en todos los sentidos, que a pesar de su juventud ya cuenta con un fructífero camino dentro del periodismo. Muchos la identifican por su agradable presencia en la conducción de la revista utilitaria Ruta 10, pero Jennifer Zubizarreta Arias va mucho más allá del espacio en que la vemos inmersa actualmente. En lo personal es la entrevista que siempre quise hacer, pues para un periodista en formación como yo, al que aún le falta muchísimo por aprender, es una motivación indescriptible el acercarse a alguien que constituye un referente obligado a la hora de hablar de periodismo contemporáneo en Cuba.

A continuación, les presentamos el resultado de la charla sostenida hace unos días, en la que también participa nuestra amiga Lilian Cid, gestora de este encuentro, el cual estuvo caracterizado por el sentimiento que nos une, el amor al periodismo.

¿Cómo llega Jennifer al periodismo y cuáles definiría como elementos claves de ese vínculo?

Llego al periodismo como cualquier otro estudiante, en 12 grado opto por la carrera y lo hago de la manera en que habitualmente se hace este tipo de ejercicio, que es con un prueba de aptitud, primero haces una prueba teórica, después tienes una entrevista, vas a lo práctico, también hay una prueba que tiene que ver con el ejercicio periodístico desde la redacción y de cultura general. Te hacen esos tres exámenes y al cabo de un tiempo te dicen si finalmente estás o no en el escalafón y si accediste a la carrera. Yo siempre tuve claro que quería una carrera de letras, lo que no sabía exactamente que sería esta, finalmente llegó, la tomé, y me alegro de haberlo hecho.

Mi vínculo con el periodismo viene más bien por mi acercamiento al mundo de las letras, mis ganas de conocer, de investigar, de abrirme a esas experiencias que ofrece un oficio como este, y así fue.

El hecho de estudiarla en La Habana me dio acceso a cosas que ni siquiera me las imaginaba desde Pinar del Río, porque La Habana, capital del país, sigue siendo el centro cultural, literario, social y político donde casi todo converge, que no es lo que sucede en el resto de las provincias, aunque hay provincias muy bien representadas desde el punto de vista de su capital cultural, de sus exponentes, pero eso no ocurre en todos los casos y Pinar, que tiene muy buenos profesionales, realmente no corre con la misma suerte a la hora de establecer esos espacios de esparcimiento cultural, al menos, así lo recuerdo.

Entonces La Habana fue la oportunidad que se me dio a mí, pero también a muchas personas de mi época para sentir eso en carne propia, que es realizarse, que es emprender, que es soñar desde tu carrera, porque la carrera es el inicio, y a partir de ahí uno tiene que comenzar la larga vida que significa dedicarte a lo que tú quieres, a lo que tú sabes, a lo que tú elegiste. Es indudablemente una elección de vida.

¿Qué no debe faltar en el arsenal de herramientas de quien pretende ser un buen periodista?

No pueden faltar las ganas de conocer la verdad, de contrastar las fuentes, de ir hasta la esencia de lo que estás buscando, de no quedarte en la superficie, sino corres el riesgo de ofrecer un producto inacabado que puede prestarse a malas interpretaciones. Uno va tejiendo muy fino cuando se trata de hacer periodismo, y de hacer un periodismo que además sea útil, que pueda contribuir a cambiar y a unificar criterios.

La Mesa Redonda fue uno de los primeros retos profesionales de tu carrera, ¿cuánto influyó en ti tu paso por ese espacio informativo?

Mi paso por la Mesa fue importantísimo, yo estaba recién graduada cuando me llamaron para colaborar en un apartado de ese espacio informativo que tenía que ver con el público y su interacción con las redes. El uso de las tecnologías no estaba tan extendido como ahora, y aprendía -trabajando- cómo filtrar la información, equilibrar enfoques, complementar el debate, con criterios de valor. Agradezco mucho al colectivo de la Mesa y en especial a Randy por la confianza y el tiempo dedicado a la preparación de jóvenes que, como yo, iniciaban el camino.

La sección me resultaba interesante, no solo por el en vivo o por la tensión del momento, sino por las personas que uno conoce estando ahí: referentes en sus ámbitos, algunos de ellos -lo digo con orgullo- siguen siendo mis profes. Me alimentó mucho verlos en acción, trabajar con ellos, verlos organizándose en un sistema de trabajo que es diario, lleva mucha laboriosidad y mucho sentido del momento, de por dónde voy a colocar las cosas y cuáles son los mensajes a destacar.

Es un trabajo bien arduo, a veces no nos damos cuenta porque lo que consumimos es el producto final, pero lleva un compromiso tremendo a la hora de asumirlo.

En la sección de Internet, esta vez estuvo la periodista Jennifer Zubizarreta.

El comentario internacional marcó tu desempeño. La presencia en pantalla para analizar el contexto mundial es un hito en tu carrera, ¿cuánto compromiso exige para un periodista explicar un acontecimiento, ya sea nacional o internacional, y dar su opinión profesional al respecto?

Exacto, el comentario me marcó y me sigue marcando, es parte de mi razonamiento, de mi manera de ver las cosas, de analizarlas, de conversarlas, ya uno crea hábitos a partir de ese ejercicio. Fue muy provechoso lo que sucedió cuando comencé a prepararme, a estudiar, a indagar, a preguntar para poder lanzar esos comentarios en pantalla y tratar de defenderlos de una manera digna, sugerente, y al mismo tiempo dejarle a la otra parte, que es el público, la posibilidad de completarlo, de dar su opinión, de entenderlo desde su mirada.

Al comentario internacional, como espacio, le agradezco mucho. Está entre los trabajos que más quiero, de los que hago con más cariño. Y sí, claro que te marca ante el público, que sigue demandando esa faceta en ti, aunque luego enfrentes otros retos profesionales. Además, te marca en lo personal porque uno se queda con esas mañas, con esas maneras de entender las cosas, de verlas, de ir más allá de la noticia. Quisiera tener más tiempo para poder dedicarle a este género, que sigo defendiendo desde Ruta 10, con un estilo más familiar.

Aunque en tu caso no aplica porque provienes de la academia (estudiaste periodismo) existen disímiles profesionales de la comunicación graduados de carreras que distan del periodismo. Según tu visión al respecto, ¿qué características debe reunir una persona para ser buen periodista, lo haya estudiado o no?

Yo creo que debe tener una devoción, como ocurre en cualquier otra carrera, una devoción por lo que está haciendo, un sentido de la responsabilidad y mucho respeto hacia las personas que se han sacrificado por esta profesión que lo mismo nos lleva a un salón con primerísimas figuras, que nos pide mantenernos el tiempo que sea necesario a pleno sol, sin agua, micrófono en mano, en espera de una declaración. Primero partir de esa vocación de servicio, luego tratar de labrarse un camino de la manera más leal posible, con uno y con su momento. Tratar de ser consecuente con lo que piensas, con lo que haces y con lo que dices.

Estás en el informativo y llega un nuevo reto, hacer una revista que cubriera el espacio televisivo de las 10:00am. Así nace Ruta 10 bajo tu dirección general. Cuéntanos de esta faceta y de cómo fue el proceso de creación de un programa en vivo, que se transmite de lunes a viernes.

Es una faceta que todavía estoy descubriendo. Lleva muchas ganas de levantarte al otro día y seguir, hacerlo mejor para que le aportes algo distinto a la persona que está esperando, que confía en que tú le entregues un rato instructivo, agradable, útil. Hacerla sentir partícipe de esa construcción del espacio que estás pensando junto al resto del grupo creativo y artístico. Es mágico trabajar para la pantalla, pero también dentro de ella, porque tienes que lograr que el equipo funcione, que lo haga de la manera más entusiasta y unida posible, que haya una buena comunicación, que se entienda y motive lo que te propones transmitir, lo cual también depende de condiciones objetivas, de producción.

Y el encanto está en lograrlo, no solo tú, sino todas las personas involucradas que lo hacen posible, que interpreten esa visión, que la hagan suya y entonces así nace Ruta 10, un sueño hecho realidad gracias al chofer mayor de esta guagua, Rafael Pérez Insua, director del canal Cubavisión y uno de nuestros directores de TV.

Ruta 10 es un organismo vivo, nunca deja de crecer, de proyectarse, de dialogar con su entorno. Es muy gratificante, y el en vivo le da una dinámica que completa todo esto que te estoy describiendo, es la interacción con la teleaudiencia, es la energía, el ritmo, es una experiencia que creo que todo el que hace televisión debería compartir, enriquece mucho, te da una imagen diferente de lo que es el audiovisual en puro movimiento. Demanda tiempo y pensamiento, pero es una experiencia única.

Es una revista que poco a poco se ha ganado el respaldo del público, ¿se han cumplido las expectativas de inicio? Para ti como directora y una de sus presentadoras, ¿qué piensas que necesita aún Ruta 10?

Para hablar de expectativas hay que remitirse al público. Un medidor puede ser tanto el grupo de Facebook como el canal en Telegram. Toda la sinergia que se genera ahí nos da una medida del impacto, más allá de los números. Nos nutren, además, los estudios de audiencia realizados por el Centro de Investigaciones Sociales.

A Ruta 10 le falta llegar al resto de Cuba, presencialmente, moverse hacia esas otras realidades. Es un deseo fundacional del propio espacio que no hemos podido concretar todavía, pero algún día vamos a lograrlo, entre otros tantos sueños y proyectos que se desprenden de la Ruta, que son demandas que han nacido luego de estar en pantalla y es parte de lo que te hablaba, un trabajo que no termina.

La sección de Nancy y Jorge Luis es muy seguida, me imagino que para el colectivo sea un reto y un placer contar con esos dos estelares actores desde que comenzó a gestarse el programa. Cuéntanos cómo surge la idea y cómo es el proceso de dirigirlos.

Los miércoles están entre los días más alegres de la Ruta, ellos imprimen energía a todos, nosotros decimos que parecen un matrimonio. Se llevan excelentemente bien, son muy profesionales y es parte de esa dinámica de grupo y de familia que se establece, a la que ellos aportan muchísimo.

Para mí, es un privilegio tenerlos. Me toca por turno doble, como parte del staff ante cámara y como directora general, entonces imagínate, es complicado desprender una cosa de la otra, pero trato de combinarlas. Y en el tratamiento a ellos y al resto del elenco, trato de ser lo más clara posible, que sientan que hay un canal abierto de comunicación donde pueden enriquecer su papel en la Ruta. Y al mismo tiempo, alimento el respeto y la consideración ganada al trabajar juntos, hace ya más de un año, en función de un mismo objetivo: satisfacer al público.

Háblanos de la Jennifer antes y después de Ruta 10

En esencia, soy la misma antes y después de la Ruta, solo que con muchas más cosas para contar.

Vamos a acercarnos ahora a tu relación con las redes, pues muchos seguimos tus publicaciones en Facebook y en Instagram, ¿cómo llevas este tema a la par de tu profesión?

Con el tiempo uno descubre que las redes son un complemento de lo que hacemos, del trabajo, y no puedes estar fuera de ellas, porque las necesitas también como parte de esa construcción pública de tu imagen, del contacto directo con las personas que te siguen. Eso es lo que he tratado de hacer, que lo vean como un canal para acercarse a mí para conversar, comunicarnos. La persona en la redes es también la que van a encontrar en el programa, en la televisión, solo que más cerquita. Las redes sociales bien utilizadas facilitan eso, el entendimiento, las preguntas y respuestas, en fin, la conexión.

Las redes, al ser un vínculo directo con el público te exponen a todo tipo de comentarios. ¿Qué sensaciones te produce sostener este contacto diario?

Tengo poco tiempo realmente para concentrarme en las redes todo lo que quisiera, pero trato de que no se me sienta la ausencia. Intento estar ahí para ellos, una comunidad fiel de buenos amigos, de familia virtual, y lo merecen, es parte del público que me sigue, mis críticos, mi inspiración. Es algo que disfruto muchísimo. Los mensajes que recibo me dan fuerzas, le han cambiado la perspectiva a mi día, más de una vez. Lo agradezco enormemente.

¿Sientes temor o dudas antes de publicar algo?

Trabajo con bastante seguridad en función de lo que quiero trasladar, de lo que hago.

Para los que aún no te siguen, ¿cómo te pueden encontrar en las plataformas digitales?

@Jeniferzubizarreta en todas las plataformas.

Cuando se habla de los vascos siempre pensamos en determinación y firmeza, Zubizarreta es un apellido vasco. ¿Háblanos de ti?

De esa parte de la herencia conozco poco, pero me llega por parte de padre, y sí, estoy segura que la determinación tiene mucho del apellido, de los dos apellidos, porque el Arias no se queda atrás. Soy obstinada, lo reconozco. Creo en el diálogo y en la intuición. Una vez que estoy segura de lo que quiero, lo apuesto todo. Si sale bien, maravilloso, si no, queda la tranquilidad de que lo hice con el corazón, por tanto, no fue tiempo perdido.

Cuéntanos tres cosas que no estén relacionadas con trabajo y que disfrutes.

Disfruto dormir, me encanta dormir, tengo poco tiempo, pero del que dispongo que sea para dormir, eso no puede faltar. Estar tranquila, la paz, eso es fundamental cuando uno lleva una vorágine así de trabajo, y disfrutar de los momentos y de las cosas pequeñas, que al final son las que componen el cuadro, la familia, un café, la playa, proponerse ideas, proyectos nuevos, eso me mantiene viva.

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¿Eres feliz ejerciendo esta hermosa labor?

La felicidad son momenticos, son espacios que uno crea, pero sí, lucho todos los días por llegar a ellos, por vivirlos, por sostenerlos el tiempo que duren y sí, eso me hace feliz. Ser consecuente conmigo misma, me hace feliz.

LA TAC de LYM

¿Amanecer o atardecer?

  • Los dos.

¿Instagram o Facebook?

  • Facebook.

¿Perro o Gato?

  • Perro.

¿Un nombre para tu mascota?

  • A pesar de que me gustan más los perros tuve un gato que se llamaba Napoleón, así que imagínate como era.

¿Té o café?

  • Los dos, pero café por encima de todo.

¿Cine o teatro?

  • Teatro

Libro favorito.

  • No tengo un libro favorito, pero sí escritores que me encantan: Isabel Allende, García Márquez, y de poetas Dulce María.

¿Regalar o que te regalen?

  • Que me regalen.

¿Dulce o salado?

  • Dulce.

Si fuera tu último día con vida ¿Qué comerías?

  • Algo muy dulce y muy delicioso, puede ser una tarta, un cheesecake, algo así.

Si pudieras conocer a algún famoso ¿Quién sería y qué le dirías?

  • No se me ocurre ninguno, a pesar de que admiro a muchos.

Un consejo a quien te lee

  • Aprovechar la vida, vivirla, que cada vez se va más rápido, eso, vivirla intensamente.
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